jueves, 5 de diciembre de 2019

¿Cómo afectan mis creencias a mi comunicación?

"Pienso luego existo" decía Descartes.

Nuestro pensamiento nos permite tomar decisiones, evaluar, priorizar, y sin duda ha sido uno de los factores que nos ha permitido evolucionar como individuos y como especie. El pensamiento es un aliado de nuestro desarrollo... pero a veces también es un freno.

Nuestro pensamiento está condicionado por la información con la que trabaja y el tipo de información está condicionado por nuestra capacidad perceptiva: cuanto más y mejor percibo más datos tengo y mejor decisiones puedo tomar, el menos teóricamente.

El cerebro procesa unos 400.000 millones de bits de información por segundo, pero sólo somos conscientes de unos 2.000 bits de esa cantidad. No somos capaces de percibirlo todo y lo que hacemos es seleccionar, simplificar o eliminar información. Con esos datos llegamos a las mejores conclusiones posibles pero no siempre a las correctas.

Una de las herramientas que tenemos para simplificar la información que recibimos y poder gestionarla son las creencias. Las creencias son afirmaciones sobre el mundo, sobre las personas, sobre las cosas, sobre nosotros mismas que consideramos válidas y que no cuestionamos.


Permíteme que te dé un ejemplo

En algun momento de nuestro desarrollo como niños o adolescentes observamos, por ejemplo, que un familiar conseguía un objetivo importante para su vida después de sufrir y de sacrificarse mucho...  y además vimos que sus amigos le felicitaban por haberlo conseguido tras tanta penuria... y además escuchamos una y otra vez en casa de nuestros padres que las cosas importantes cuestan mucho. Esa información llegó a mi cerebro una vez, y luego otra, y otra y otra y otra hasta que acabó construyendo una imagen del mundo que más o menos dice lo siguiente:


"Las cosas importantes en la vida sólo se consiguen con sufrimiento y sacrificio"

Cuando yo adopto esta creencia mi mundo empieza a reestructurarse:
  • "si quieres algo importante prepárate para sufrir"
  • "las cosas irán mal cuando te plantees conseguir lo que quieres: prepárate a sufrir"
    "sólo los fuertes consiguen lo que desean.. si no lo eres prepárate a sufrir"
  • "si sufres te querrán los que te rodean porque serás un campeón"
  • y etc.
Sin quererlo esa creencia inicial me ha llevado a otras que la realimentan generando un tipo de persona que ante cualquier reto futuro se está imaginando que va a sufrir. Y entonces empiezo a diferenciar 2 tipos de personas: "los sufridores" y los "no sufridores".

Y escojo cuáles me gustan, cuáles son "los buenos"... 

Y curiosamente "los buenos" son los que se parecen a mi.


Si en lugar de fijarte en el sufrimiento, te fijaras en el color de la piel, en las ideas políticas, o en el estilo de vestir o en cómo actúan los demás, posiblemente tus creencias estén llevándote a un lugar repleto de intolerancia y de negación de la diversidad. No sé si lo habías pensado alguna vez... 

Muchas de las creencias que tenemos son en realidad prejuicios o, como dice Álex Rovira, falsas creencias:




La construcción de una creencia es algo mucho más complejo que lo que acabo de presentarte y requiere de más tiempo y sobre todo de un alto componente emocional que las refuerza y mi intención era sólo acercarte a este interesante concepto.

Las creencias me permiten tomar decisiones más rápidamente aunque no siempre son las correctas.

Las creencias son filtros y afectan a mi comunicación

Eas creencias son uno de los filtros más poderosos de nuestro mapa mental pues deciden qué vamos a dar por cierto y qué vamos a rechazar. Aceptamos los datos que las confirman y desechamos los que las contradicen, de manera que, pase lo que pase, se fortalecen al punto de ser imbatibles. 

No es tanto lo que sucede sino la forma como lo interpretamos y el significado que le atribuimos, lo que configura nuestra experiencia: los sucesos fueron lo que fueron pero yo los vi de una forma determinada -probablemente parcial y sesgada-  pero con una intensidad o con tant frecuencia como para instalar una creencia en mi interior.

Las creencias no son en sí buenas ni malas pero pueden limitarnos o potenciarnos:
- una creencia limitante cierra opciones, nos obliga a actuar en un sentido que nos perjudica, que nos aisla, que roba éxito
- una creencia potenciadora abre opciones, nos permite tomar nuevas decisiones, nos conecta, nos proporciona éxito

Adoptar creencias potenciadoras te ayudará a crear contextos de comunicación más fluidos, más empáticos, más inclusivos en el que te permitirás preguntar al otro, reconocer que te equivocaste, llegar a acuerdos, escuchar al otro y, incluso, quedarte en silencio cuando no sepas la respuesta.


Si quieres saber más te invito a leer: