viernes, 26 de febrero de 2021

El pensamiento positivo crea opciones de acción

 

 El optimista y la lluvia

"Quería salir a pasear como hago cada tarde; es mi gran momento del día porque desconecto de la presión del trabajo y recargo mis pilas... pero está lloviendo. Esperaré a que amaine, seguro que no va a durar mucho y podré disfrutar de mi querido paseo."

El optimista cree que las cosas irán bien, que irán a mejor, que finalmente alcanzará su objetivo, que será feliz, etc. El optimismo es ciertamente atractivo y -a veces- hasta podría ser considerado una droga ya que genera una gran adicción a quien la consume, tiene un coste de producción muy bajo, se difunde rápido y es atractiva y placentera

Sin embargo, el optimismo tiene una parte negativa y puede generar devastadoras consecuencias por lo que podría considerarse una droga muy peligrosa: el optimismo eleva las expectativ@s del individuo, proyecta ante sus ojos un futuro luminoso y le hace creer, además, que las cosas buenas pasarán por arte de birlibirloque así que sólo le resta esperar.

La decisión activa de la persona que piensa en positivo

La persona que piensa en positivo no espera nada: lo crea. Su forma de ver el mundo le hace valorar pros y contras, riesgos y certezas, y desde esa información toma decisiones: en ocasiones no hace nada porque nada de lo que hiciera generaría el resultado deseado; en otras ocasiones decide actuar en una dirección u otra usando los recursos que considera adecuados y teniendo en cuenta con qué probabilidad puede alcanzar lo que desea.


En el lluvioso ejemplo anterior una persona positiva probablemente diría lo siguiente:

"Quería salir a pasear como hago cada tarde; es mi gran momento del día porque desconecto de la presión del trabajo y recargo mis pilas... pero está lloviendo. Si para mi es tan importante mi paseo me pondré un impermeable y saldré a pasear aún a riesgo de mojarme un poco."

Sin duda se trata de otra manera de ver lo que sucede, ¿verdad?... y, si has leído algunos de mis anteriores posts, te habrás dado cuenta sabes que ésta es la frase que yo diría habitualmente.

Una última opción

En este post falta algo ya que no hemos hablado de los pesimistas.

Como en el caso de los optimistas, este tipo de personas hacen predicciones sobre el futuro el cual -en base a sus experiencias pasadas o simplemente debido a sus filtros de pensamiento- han decidido que será malo, peor o incluso terrible y que, además, no podrán hacer nada para cambiarlo. Imaginemos qué diria un pesimista en la misma situación del inicio del post:

"Quería salir a pasear como hago cada tarde... pero está lloviendo y seguirá lloviendo y si salgo me mojaré y me resfriaré y me tendré que quedar en casa y esto será un desastre, etc."

El pesimismo nos hace pequeños, nos debilita y sobre todo nos impide generar opciones de acción.

Conclusión

1. El optimista vive de la expectativa esperanzada y ilusionante y espera que pase lo que desea

2. El pesimista vive con el peso de la expectativa negra y no hace nada porque nada podrá cambiar nada

3. La persona con pensamiento positivo no espera que pase nada: acepta la realidad en la que vive, acepta lo que no puede controlar y lo que puede controlar, y toma decisiones para que pase lo que considera importante.

 

¿En cuál de estos perfiles te reconoces más? ¿Cómo está afectando tu perfil tu forma de decidir, el nivel de confianza que depositas en los demás o, incluso, tu forma de liderar? 


Si quieres adoptar un pensamiento positivo, abandonar el optimismo y el pesimismo infundado y tomar mejores decisiones, escribe un mail a avalero@successmind.es y te cuento cómo conseguirlo.


Referencias