martes, 15 de diciembre de 2020

¿Conoces los 6 beneficios que aportan los conflictos?

  

 

 

 

 

 

 

 

 

El mero hecho de pensar en la palabra "conflicto" hace que nos sintamos intranquilos, crispados, tristes, tensos... sea cual sea la emoción que nos genera esa palabra no suele tener nada que ver con la relajación, el sosiego o la alegría.

El conflicto siempre ha tenido muy mala fama... de hecho en la mitología griega se personificó en la diosa Eris (o Éride) y se la consideraba una personaje cruel que buscaba constantemente el conflicto; era hermana de Ares (el dios de la guerra) y entre sus hijos y hijas se contaban personajes tan "peculiares" como la Pena, el Olvido, el Hambre, el Dolor y el Juramento.

Su poder era devastador ya que generaba tensiones entre los humanos y los dioses llegando a provocar en una de sus intervenciones más famosas la terrible Guerra de Troya que muchos de nosotros conocemos por la versión fílmica de Wolfgang Petersen.

Pero... hablemos de conflictos más terrenales

El conflicto está presente hoy en día en todas partes y se origina con mucha facilidad: sólo hace falta que pongamos dos hinchas de dos equipos diferentes a observar un partido de fútbol y no tardarán mucho a empezar a discutirse.

- ¡Madre mía, qué patadón le ha dado!... ¡Es un asesino!

- ¿Qué dices?... ¡si no le ha tocado!

- ¿Que no le ha tocado?... ¡le ha ido a la yugular!

- No te enteras de nada... La gente como vosotros dais pena...

- ¿Que yo doy pena...?

 ... Y a continuación llega el puñetazo.

El conflicto a menudo pone al descubierto la peor versión de todos nosotros -o, al menos, de la mayor parte de la población mundial- ya que surge cuando se producen 2 circunstancias:

  1. sentimos que ciertos elementos que para nosotros son importantes -como los objetos, las ideas, los valores o nuestra identidad- están en peligro
  2. nuestra percepción de la realidad choca de alguna manera con la de los demás

No hace falta que esos elementos estén realmente en peligro... sólo hace falta que "percibamos que están en peligro" y este es el motivo por el que la inteligencia emocional juega un papel primordial: las personas con un bajo nivel de inteligencia emocional, en especial una baja autoconciencia emocional y una baja autoregulación emocional, tienden a tener percepciones de la realidad más sesgadas que los que presentan niveles altos; lo cual les aboca al secuestro emocional y al desfogue físico o verbal incontrolados.

Obviamente, la culpa es de las emociones...


Ésta es sin duda la conclusión a la que llegamos sin reflexionar demasiado; a continuación resulta fácil concluir que, si las emociones surgen cuando sentimos que algo nos amenaza, deberíamos eliminar las emociones y de esta forma eliminaríamos el conflicto.

En 2002 se estrenó una película que precisamente proponía esta tesis: Equilibrium, dirigida por Kurt Wimmer y protagonizada por Christian Bale. No quiero hacer ni una crítica de la película ni un spoiler pero sí debo comentar que la película no se sostiene a partir de los 30 minutos ya que, inevitablemente, los personajes acaban sintiendo emociones porque, de lo contrario, no pasaría nada interesante en la película.

La verdad es que las emociones no son culpables de los conflictos -de hecho las emociones no son culpables de nada de nada- y no deben ser eliminadas: las emociones son las reacciones que los individuos experimentan a los cambios del entorno, algo que es inevitable. 

Las emociones, además, son necesarias para tomar decisiones ante esos cambios: cada una de ellas nos abre ciertas posibilidades de acción como por ejemplo pedir ayuda ante un reto superior a nuestras capaciades, activarnos para el ataque o la defensa, promover el recogimiento ante la pérdida o generar comunidad compartiendo alegría.

Las referencias sobre la importancia de las emociones para vivir en sociedad son múltiples y, para no extenderme, sólo citaré la historia de Phineas Cage y las dificultades que experimentó para mantener relaciones sociales equilibradas tras sufrir un terrible accidente que afectó las áreas del cerebro encargadas de gestionar las emociones.

Las emociones son imprescindibles... y no son el problema

Efectivamente las emociones son imprescindibles y los conflictos son inherentes al ser humano: de hecho, son inherentes a la existencia y a la vida ya que surgen de la relación entre los seres -humanos o no- y su entorno.

No hay ningún motivo para asociar el conflicto por sí mismo con el mal y el dolor; en el mundo de la empresa, por ejemplo, Patrick Lencioni menciona en su famoso libro "The Five Dysfunctions of a Team" la necesidad de generar "conflicto creativo" como mecanismo para superar la segunda disfunción de los equipos, "el miedo al conflicto".

Más allá del ámbito organizativo, varios escritores y filósofos han reflexionado sobre la naturaleza, riesgos y conveniencia del conflicto y no pocos hacen referencia al mismo de una forma parecida. Valga como ejemplo la famosa cita del escritor chino Lin Yutang:

Vivimos en un mundo diverso con personas diversas que tienen visiones diferentes sobre el mismo mundo y, con el ritmo creciente de población mundial, estas diferencias cada vez serán más y más grandes. Por este motivo el esfuerzo no debe centrarse en evitar el conflicto sino en mirarlo de frente y gestionarlo adecuadamente.   

En conclusión: el conflicto no es malo... lo que es malo es la mala gestión del conflicto. 

¿Qué beneficios puede aportar el conflicto cuando se gestiona adecuadamente?

Si somos capaces de observar al otro no como un "enemigo" sino como "el otro", si estamos dispuestos a negociar para encontrar soluciones que beneficien a ambas partes y si nos proponemos aceptar que otras visiones pueden ser legítimas, estaremos algo más cerca de la gestión efectiva del conflicto y de obtener beneficios asociados a nivel individual, colectivo y orgaizativo.

A continuación os presento los 6 beneficios principales del conflicto bien gestionado:

  1. Un conflicto fomenta la consideración de nuevas ideas y enfoques y conduce a la gestión efectiva de la innovación y del cambio
  2. Un conflicto evidencia la existencia de un problema que debe ser resuelto: sin conflicto no percibiríamos los problemas con los que están asociados y nos mantendríamos en la zona de confort, estáticos, dejando que las cosas pasaran
  3. Un conflicto libera energía individual o grupal que es imprescindible para generar soluciones creativas a los problemas a los que nos enfrentamos
  4. Un conflicto permite el contraste de visiones ante un problema o un hecho y, por tanto, la elección o el diseño de una solución que tiene en cuenta más puntos de vista, de más calidad y de mayor impacto
  5. Un conflicto permite que nos entrenemos en la regulación de nuestras propias emociones y en la identificación de las emociones de los demás; de esta manera perfeccionamos nuestras habilidades sociales y generamos grupos más cohesionados
  6. Un conflicto estimula la curiosidad, el interés y la búsqueda de información ya que nos obligan a considerar otros puntos de vista y preguntarnos sobre los motivos de los comportamientos de otras personas
Ver "el lado bueno" de los conflictos no es fácil; de hecho, requiere mucho coraje y esfuerzo, y una buena dosis de humanidad, algo que se da por hecho pero que a menudo brilla por su ausencia.

Conclusión

  • Vivir evitando conflictos es como vivir con los ojos vendados en una isla situada sobre una zona sísmica: sólo es cuestión de tiempo que llegue el gran terremoto y, cuando lo haga, sólo quedarán ruinas y escombros
  • Mirar el conflicto de frente, comprender su naturaleza, aceptar su existencia y, además, valorar los beneficios que nos puede afrontar cuando lo gestionamos adecuadamente, significa haberse quitado la venda en la isla que mencionábamos y prepararnos para algo inevitable y, muy a menudo, necesario para generar nuevas alternativas. 
  • La mentalidad con la que nos acercamos al conflicto y nuestras habilidades para la gestión de las emociones propias y de otras personas son piezas fundamentales para mirar el conflicto como una oportunidad y no como una amenaza.
Si quieres saber más sobre cómo gestionar conflictos de forma positiva en tu entorno profesional o personal escribe un mail a avalero@successmind.es y te cuento cómo conseguirlo.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Guía para knowmads en un nuevo entorno empresarial


 
John Moravec, investigador sobre el futuro del trabajo y la educación, creó en 2011 el concepto knowmad para referirse a un nuevo perfil profesional cuyo valor añadido es el conocimiento y que es capaz de responder a los retos de la nueva economía y sociedad de la información.
 
La tecnología está cada vez más presente en nuestro día a día y algunas tareas parecen imposibles sin la ayuda de herramientas digitales; sin embargo el factor diferencial no es la tecnología que se aplica sino la persona que la utiliza y cuál es su mindset al hacerlo.
 

Eres knowmad si tienes la actitud

Ser knowmad no depende de la edad, de tu fecha de nacimiento o de tu nivel de estudios: ser knowmad es una actitud vital, es una forma de ver la vida y de relacionarte con la información y la productividad.
 
Un nuevo entorno -en estos momentos debido al COVID pero que, sin duda, en el futuro estará provocado por otros agentes- requiere un nuevo tipo de trabajador y empresario y es conveniente preguntarnos qué características debe tener. En mi opinión, la respuesta se encuentra en el perfil de una persona knowmad, un neologismo que combina las palabras know (saber, conocer) y nomad (nómada).
 
Las personas knowmads saben trabajar en entornos líquidos, son creativas, resuelven nuevos problemas, utilizan las redes para encontrar respuestas a sus retos y para crear lazos de cooperación, son adaptables y flexibles... ¿quién no querría tener un knowmad en su vida?
 
En la siguiente infografía encontrarás las 15 características que debe tener una persona knowmad y así podrás hacer un checking inicial para saber si respondes a este perfil.
 

¿Están preparadas las empresas para los knowmads?

 
No todas, por desgracia; muchas empresas siguen actuando desde modelos de gestión del siglo XX o incluso del XIX basados en la presencialidad, el control y la supervisión, el poder y el foco exclusivo en el resultados económico. Este tipo de empresas se orientan exclusivamente a la generación de riqueza económica y olvidan que las empresas son personas que trabajan de forma coordinada en entornos cambiantes en los que la capacidad de adaptación es fundamental.
 
En nuestro reciente libro "Total Value Management" defendemos la necesidad de crear "empresas totales" que sean capaces de crear valor económico (resultados) y valor relacional (climas organizativos positivos) y que tengan una alta capacidad de adaptación. Me encantaría contarte más de este modelo creado por la Red de Consultores Totales de la que formo parte pero eso nos desviaría del asunto de este post así que te invito a consultarlo aquí.

Me gustaría destacar que las empresas que quieran contar con knowmads en sus equipos deben hacer un esfuerzo por ser más flexibles en mentalidad y en su forma de trabajar, por estar más orientadas al cliente y deben invertir en comunicación interna para que la información fluya y pueda ser utilizada por quién la necesidad.
 
Las empresas que apuestan por los knowmads fomentan el liderazgo participativo porque entienden que el trabajo en equipo aporta mayores resultados, integra la diversidad y permite que nos adaptemos más rápidamente y mejor a un entorno cambiante.
 

¿Quieres ser una empresa atrayente para las personas "knowmads"?

 
En SUCCESS MIND estamos preparados para ayudarte en este cambio y lo hacemos con 3 herramientas fundamentales: 
  • el programa CLICK para despertarnos a una nueva realidad organizativa
  • el programa JUMP para implantar los cambios que nos lleven a esta nueva realidad organizativa
  • el programa REINFORCE para consolidar los cambios en tu organización

 

 Si quieres saber más escribe un mail a avalero@successmind.es y te cuento cómo hacerlo