lunes, 18 de mayo de 2020

El dolor es inevitable; el sufrimiento es opcional






Siddhārtha Gautama era el nombre auténtico de Buda, el yogui, asceta y filósofo que desarrolló durante el siglo VI antes de Cristo las bases de lo que hoy llamamos budismo; su modelo de vida se fundamenta en la aceptación del sufrimiento y se difundió inicialmente en el noroeste del subcontinente indio.

“El dolor es inevitable; el sufrimiento es opcional”

Esta famosa frase de Buda resume gran parte de su filosofía y se construye sobre la idea que podemos escoger si queremos vivir en el sufrimiento... algo que para algunas personas resulta casi una provocación.

Porque lo cierto es que en el Planeta Tierra hay muchas mujeres, hombres y niños que sufren y -si les preguntáramos- la mayor parte de ellos (por no decir todos) nos dirían que no desean tener esta experiencia. La clave no está en si nos gusta a no sufrir... la clave está en cómo observo el sufrimiento cuando estoy en él.

Sufrir significa "llevar una carga"

La palabra "sufrir" proviene del verbo “sufferre” y, a su vez, “ferre” quiere decir algo así como "llevar o soportar una carga".

Por mi trabajo entro en contacto con muchas personas cada semana y en mis sesiones de formación o de coaching a veces se acercan algun@s de l@s participantes y me comentan que les encantaría ser como yo; me dicen: "irradias tanta alegría y paz, eres tan optimista... parece que no tengas problemas". A veces pienso que para alguna personas soy una taza de Mr. Wonderful... y eso me ataca los nervios :-)





Al principio intentaba explicarles que se equivocaban, que mi vida no había sido fácil... bueno lo cierto es que no conozco a nadie que diga que su vida haya sido fácil... pero la mía tampoco lo ha sido... ya me entendéis...

Les contaba que perdí a mis padres siendo muy joven, que de adolescente tartamudeaba y que era tremendamente tímido e inseguro, y que varias experiencias de mi vida -que no hace falta contar- aquí habían estado cargadas de dolor.

Pero contarlo no servía para nada... al fin y al cabo ell@s habían tomado la decisión que yo era feliz porque en el rato que estábamos juntos demostraba felicidad. Y eso me hizo pensar sobre qué hacía que esa paradoja fuera posible y un día, mientras me formaba como coach, lo descubrí: "había decidido sufrir lo imprescindible".

¿"Dolor" y "Sufrimiento" es lo mismo?

Esas experiencias que viví en mi juventud me generaron dolor... perder a tus padres mientras aún estudias en la Universidad es -como podéis imaginar- algo muy doloroso pero ante ese dolor puedes optar por instalarte en él o puedes transitar por él. Y yo opté por esa segunda opción.

Esa misma actitud vital la trasladé a situaciones menos dramáticas: problemas en el trabajo, problemas en mi entorno de amigos, cambios que afectaban mi día a día y que podía gestionar de dos manera: instalándome en el dolor que provocaban o transitando por el dolor.

Entre mis amig@s me resulta fácil identificar a un pequeño grupo que prefieren la primera opción... y lo cierto es que le deben encontrar algo interesante porque, por mucho que lo hablemos, se han quedado allí durante los últimos años: son personas que no se responsabilizan de lo que les pasa, que prefieren el papel de víctimas y que se muestran resentidas con la vida y con los demás. Suelen preguntarse "¿Por qué me ha tenido que pasar esto a mí?" y afirman sin rubor que han tenido mala suerte y que no es justo lo que les pasa. 

"Dolor" y "Sufrimiento" no es lo mismo


Definamos primero el dolor:
  • el dolor es genuino, natural, legítimo y necesario para vivir y seguir aprendiendo
  • el dolor está ligado a la vida y nos puede llegar en cualquier momento... al enamorarnos (y al experimentar el desamor propio y del otro), al tener hijos (o al no tenerlos), al elegir una forma de vivir determinada (o al perderla), al hacer amistades (o al discutirnos con ellas), etc.: en todas estas ocasiones somos candidatos a experimentar dolor
  • el dolor se relaciona con la pérdida de lo que tenemos, con un duelo, y puede ser una sensación de corta duración
  • la intensidad del dolor es proporcional a la pérdida: a mayor pérdida mayor dolor, y suele estar acompañada de emociones como la tristeza o la rabia que nos impulsan, respectivamente, al recogimiento o a la destrucción
  • el dolor es una experiencia




Veamos ahora qué es el sufrimiento:
  • el sufrimiento es mental y prescindible y puede llegar a limitarnos en la toma de decisiones y en nuestra interacción con los demás condicionando nuestra forma de sentir y comunicar 
  • el sufrimiento es una elección y se fundamenta no en aquello que nos sucede sino en la forma en la que vivimos lo que nos sucede; por eso las personas resilientes se recuperan antes de las desgracias que experimentan: sufren el mismo dolor que los demás cuando pierden un hijo o una hija pero aceptan el dolor y reducen el tiempo en el que experimentan el sufrimiento asociado a su vivencia
  • el sufrimiento puede tener una duración breve pero también se puede alargar en el tiempo: es como la humedad que, cuando se mete dentro, ya no te la sacas por mucha ropa que te pongas
  • su intensidad no depende de lo que ha pasado... depende de mi forma de interpretar lo que me ha pasado
  • el sufrimiento se rodea de emociones como las que hemos comentado pero también de pensamientos, a menudo cíclicos, autoinculpadores y victimistas que minan nuestra autoestima y, en general, nuestro autoconcepto
  • el sufrimiento es una forma de relacionarte con el mundo que te rodea
      

Si sufrir es una elección... ¿por qué algunas personas viven sufriendo?

Sin duda debe haber algun motivo, algo que -tras la primera lectura- permita explicar por qué ellos se instalan allí y por qué a mí no me parece una opción interesante... y creo que las respuestas se encuentran en algunos de los siguientes puntos conectados con nuestro ego:
  • Al sufrir se abre la opción de la queja y de decir, por ejemplo, "¿Por qué a mí?"
  • Al sufrir niego el dolor y me creo más poderoso
  • Al sufrir no me responsabilizo de resolver mi dolor
  • Al sufrir creo la posibilidad de esperar que aparezca una persona que sea mi “salvador” y que me saque de mi sufrimiento
  • Al sufrir puedo adoptar al papel de víctima y manipular a mi entorno a mi antojo
  • Al sufrir puedo atraer al “público” para llamar la atención y sentirme querido
  • Al sufrir me permito quedarme donde estoy y tal como estoy (que es mal, por supuesto) pero que desde mi punto de vista es mejor que un futuro incierto
Estos podrían ser algunos de los “beneficios” que obtenemos de sufrir: algunas personas se quedan en el víctimismo y en el resentimiento en lugar de responsabilizarse de lo que les está pasando. Es una posición vital que puede llegar a ser manipuladora ya que con ella tratamos de obtener algún provecho sin preocuparnos el daño que podamos hacer a los que nos rodean e incluso, en ocasiones, nos hace pensar erróneamente que nos tenemos derechos o privilegios especiales porque "a sufridores no nos gana nadie". 

"Sufrir es una elección"

Al menos lo es para mi: yo he decidido sufrir lo imprescindible.

Y para ser sincero no sé muy cuánto es "lo imprescindible"... pero que sé que es menos que el sufrimiento de Tántalo, ese personaje mitológico que no podía beber del agua que le rodeaba ni comer de las frutas que colgaban sobre su cabeza.

No querría que pensaras que rehuyo el sufrimiento; de hecho no creo que sea bueno rechazarlo porque en ese caso estaría ocultando algo que, de hecho, puede ayudarme a construir una personalidad más resiliente, algo que en un entorno VUCA puede ser altamente provechoso.

Te puedo asegurar que lo que pasa a mi alrededor me genera dolor en muchas ocasiones y, ante esas situaciones, acepto que el dolor que experimento es inevitable; sin embargo, el sufrimiento que yo me genero al percibir ese dolor es mi elección y -en la medida de lo posible- he decidido estar en él el tiempo imprescindible para aprender de lo que está sucediendo y tomar mejores decisiones.


Una propuesta

Si quieres compañarme en este viaje de responsabilidad y descubrimiento envía un mail a avalero@successmind.es y te cuento cómo hacerlo




Para saber más:

  • Biografía de Buda   
  • "What Is Suffering?", post de Sam Littlefair que recoge diferentes artículos relacionados con la relación que mantenemos con los cambios y los diferentes niveles del sufrimiento y sus consecuencias (https://www.lionsroar.com, 2020.04.30) 
  • Para comprender mejor las diferencias entre dolor y sufrimiento te invito a visitar el siguiente video de Borja Vilaseca
  • Y si quieres alegrarte el día te invito a escuchar  Salomé con su "Vivo Cantando" de 1969... una declaración vital como pocas

martes, 24 de marzo de 2020

Tiempo de confinamiento, tiempo de oportunidades

Llevo 7 días ingresado en el Hospital por el COVID-19 y me ha pasado de todo: fiebres altas, tos intensa, ahogo, mareos, dolores... bueno, no quiero aburrir.

Escribo esto para ayudar a l@s que están pasándolo

1. Estamos confinados, no solos
      
En el siglo de la comunicación virtual podemos usar las nuevas tecnologías para mantener nuestras relaciones y alimentarlas.

Piensa en los astronautas... eso sí que es un confinamiento... ¡a más de 300km de distancia!

Y si ell@s lo soportan a esa distancia ¿me vas a decir que tu no?

Venga, haz una lista de tus amig@s y conocid@s, llámales o escríbeles, haz un hangout, envía un whats... tienes la oportunidad de reir, compartir, escuchar, comprender y incluso discutirte si te apetece: tienes tus amigos a sólo 1 segundo de distancia.
      

2. Tenemos recursos interiores... muchos

"No lo superaré... no seré capaz... todo irá mal... será el final...." !Tonterías!

No tienes ni idea de lo que va a venir y todo esto está solo en tu mente: no ves el futuro... te lo inventas y con esa invención puedes shogarte o flotar.

El ser humano tiene muchos recursos para afrontar las situaciones desestabilizadoras y se llaman recursos de afrontamiento.

Los recursos de afrontamiento son esquemas mentales intencionales de respuesta (cognitiva, emocional o conductual) dirigidos a manejar las demandas internas y ambientales. Ellos nos permiten dominar, tolerar, reducir, minimizar la presión y responder de forma efectiva.

Estos recursos se pueden centrar en dos focos:

1. Foco en el problema

Nos sirven para buscar soluciones, en restaurar el desequilibrio cognitivo causado y en resolver o modificar el problema y incluyen la confrontación y la búsqueda de apoyo social y de soluciones.

2. Foco en las emociones

Nos sirven psra liberarnos de presión innecesaria o tóxica y pretenden restablecer el equilibrio afectivo.

Se trata del autocontrol, el distanciamiento, la revaluación positiva, la autoinculpación y el escape/evitación.

Escribir sobre ellas con un dedo en mi móvil me llevaría 4 horas así que si quieres saber más escríbeme a avalero@successmind.es y te cuento.

3. Esto es sólo una crisis más

Permíteme compartir 3 datos: Hombres de Flores, Peste Negra y Lehman Brothers

Dato número 1. Hace 18.000 años desaparece un 37% de la poblacion mundial.

En esa época, los humanos modernos convivían con otros tres homínidos: los Neandertales en Europa y Asia occidental, los Denísovas en Asia y los Hombres de Flores en Indonesia.

Pues bien... los Hombres de Flores desaparecieron por una gran erupción volcánica, según datos geológicos, pero nuestros abuelos tuvieron más espacio para cazar, procrear y expandirse.

Dato número 2. La peste negra mató 25 millones de personas en Europa

En el siglo XIV desapareció un tercio de la población europea: fue una etapa terrible, con hambruna y incertidumbre generalizada.

Sin embargo la repentina escasez de mano de obra barata conllevó que debieron inventarse nuevas formas de organización social dando paso al fin de la Edad Media y abriéndonos paso al Renacimiento.

Dato numero 3. La crisis de Lehman Brothers y compañía redujo en un 34% la capacidad de acumular riqueza en las nuevas generaciones

Este dato es demoledor y para los nacidos en la década de los 60 era sinónimo del fin del mundo. Pero para los jóvenes fue una oportunidad: apareció el carsharing, modelos más colaborativos de trabajo, una mayor conciencia global y un mayor desapego por lo material.

Conclusión

Ponte las pilas porque tú puedes ser el que de la vuelta a la situación si aprovechas las oportunidades: lo que sucede es un fastidio pero tú, al menos, no tienes 39'5 de fiebre ni temblores... así que:

1. Crea tu red
2. Moviliza tus recursos de afrontamiento
3. Piensa en qué puedes hacer tú para que esto mejore

sábado, 29 de febrero de 2020

Guía de productividad ¿Tú eres de los que intentan o de los que hacen?



En los años 60 el psicólogo Walter Mischel creó un experimento que saltó a la fama con un nombre muy marketiniano: "el test de los marshmallows", o sea, las nubes o algodoncitos de azúcar.

Su objetivo era descubrir cómo y cuándo los seres humanos desarrollamos nuestro autocontrol y qué importancia podría tener esto en la productividad y el éxito personales.

El estudio era sencillo: se sienta un niño a una mesa y se le presenta un marshmallow en un plato; el adulto que conduce el experimento le dice que saldrá de la habitación para hacer algo, que volverá en 15 minutos  y que si, al volver, el mashmallow sigue en el plato, le dará una segunda golosina.

Si te interesa ver las caras de los niños en una versión más moderna del experimento no te puedes perder este video.



¿Qué tienen que ver las golosinas con "intentar" y con "hacer"?


Pues tienen que ver todo porque en esta prueba sólo 1/3 de los niños consiguió aguantar hasta que volvía el adulto: es decir, 1/3 de los niños llevó a cabo acciones de autocontrol mientras que el resto sólo lo intentó.

No es lo mismo afirmar que "intentarás hacer algo" que "hacerlo" y esta distinción tiene efectos en la productividad de las personas. En algunas conversaciones de coaching esta distinción aparece con la finalidad de trabajar el nivel de compromiso del coachee con lo que afirma que hará.

Veamos algunos ejemplos:

  • Intentaré comunicar de forma más asertiva vs Comunicaré de forma más asertiva
  • Intentaré refrenar mi malhumor vs Refrenaré mi malhumor
  • Intentaré planificar un 25% de mi agenda vs Planificaré un 25% de mi agenda

No es lo mismo, ¿verdad?
En las frases de la izquierda la persona se propone hacer algo, se dispone a hacer algo, se predispone a hacer algo... pero no lo hace y, por tanto, no provoca los efectos de esa acción. La consecuencia es -de forma correlativa- que sigue comunicando de forma poco asertiva, que sigue mostrando su malhumor y que planifica menos del 25% de su agenda.

En las frases de la derecha la persona abre nuevas opciones con su acción y su compromiso:
  • se comunica diferente y eso provoca cambios en su entorno
  • genera un entorno de menor agresividad al regular su malhumor
  • toma mayor control de su tiempo

Tienes ante ti dos caminos que llevan a lugares diferentes: el de la izquierda, a la comodidad; el de la derecha, al éxito si perserveras en la acción.



¿Usas escudo o participas de forma decidida en la batalla?

El verbo "intentar" nos permite poner excusas que empiezan por "es que":
  • es que la gente que me rodea me provoca
  • es que no es fácil comportarse diferente
  • es que la gente que me rodea me saca de mis casillas
  • es que hay cosas que no se pueden tolerar
  • es que la gente que me rodea me interrumpe todo el rato
  • es que en mi trabajo nadie planifica

Los maestros del "es que" se escudan en él cuando intentan algo y reparten las culpas de no conseguirlo en otras personas, el entorno, la dificultad de la tarea, el momento, etc.: todo vale para defender su falta de compromiso.

Los guerreros del "hacer" se sienten responsables y llevan a cabo sus compromisos... lo harán mejor o peor, a medias o totalmente, pero lo hacen y al hacerlo aprenden y perfeccionan sus recursos generando nuevas versiones de si mism@s.

En la batalla del día a día por conseguir tus objetivos y acercarte un poquito más a aquello que tú consideras la felicidad el éxito, tienes dos opciones:
  • comprométete contigo, tu entorno, tu trabajo, tus clientes o con lo que quieras que pueda servirte para ponerte en acción
  • o sigue dándote excusas y protégete de tu propio éxito

Tú escoges.


...

Si te gustó este artículo y quieres saber más sobre cómo pasar del "intentar" al "hacer" envía un mail a avalero@successmind.es y compartiremos aprendizajes.

¡Gracias por haberme dedicado tu tiempo!

jueves, 30 de enero de 2020

¡Dame reconocimiento!



¿A quién no le gusta que le den reconocimiento?


A mi... ¡me encanta!

¿Y a ti?

No te mientas... a ti también... aunque sólo sea un poquito... o "un muchito"...

Tod@s buscamos reconocimiento... y no se trata de una cuestión de orgullo o de eogismo: es una necesidad del ser humano para desarrollarse como individuo desde las etapas más tempranas, desde la infancia.

Recibir reconocimiento quiere decir que significas algo para alguien... 

La pregunta es... ¿para quién significas algo?


Opción 1. Significo algo para los que me rodean


Las madres y padres dicen "Mira que niña más guapa que tengo" mientras enseñan a sus amig@s una foto de su hija de 4 años; algunos hermanos y hermanas se dicen "Mi hermano es lo mejor del mundo"; durante un tiempo los miembros de una pareja se dicen el uno al otro "Eres lo mejor que me ha pasado".

Todo esto es reconocimiento externo: alguien a tu alrededor se da cuenta de que estás ahí y te describe con sus palabras... en este caso cargadas de positividad, afortunadamente. Este es el reconocimiento positivo.

Del reconocimiento externo ya nos habló Maslow en su famosa pirámide que no voy a tratar aquí para no alargarnos y que me parece una aproximación interesante a este tema:


Junto a ese reconocimiento positivo hay otra opción denominada reconocimiento negativo el cual, aplicado a las 3 situaciones anteriores, podría tomar la forma de las siguientes oraciones:
  • "Mira que niña más fera que tengo"
  • "Mi hermano es lo peor del mundo"
  • "Eres lo peor que me ha pasado".

Algun@s diréis que esto no es reconocimiento, que es un ataque en toda regla; si éste ha sido tu pensamiento quizás deberías observar estas oraciones cumplen con las 2 condiciones que utilizamos para describir este concepto y que por tanto sí es reconocimiento:
  • alguien a tu alrededor se ha dado cuenta de que estás ahí (y no le gustas)
  • alguien a tu alrededor te describe con sus palabras (que son negativas)

Hay aún una tercera opción de reconocimiento externo, más neutra, más objetiva, más estable, menos personalista, que pone el foco en el que lo recibe y no en quien lo da... y le llamamos feedback objetivo.

En el ámbito laboral el feedback objetivo es un regalo del/la manager a su colaborador@  cumpliendo con una de sus tareas más importantes: ayudar a su colaborador@ a tomar conciencia de qué hace y qué consecuencias tiene ese comportamiento en su rendimiento.

Opción 2. Significo algo para mi

Al margen de lo que opinen los demás sobre mi hay otra voz que lanza sus opiniones sobre la persona: yo mism@.

Este conjunto de pensamientos, interpretaciones, expectativas y autodiálogo interno se denomina "contenido cognitivo’ y adquiere una importancia primordial en la configuración de nuestra autoimagen.

Para algunas personas esta voz es implacable, mortífera o arrolladora y esta cargada de reproches, acusaciones y valoraciones negativas: eres tu mism@ destruyendo tu autoestima ; para otras personas esta voz es ensalzadora, elevadora y emborrachadora: eres tu mism@ diciéndote todo lo bueno que haces y eres.

Para un tercer tipo de personas, esta voz les explica de forma objetiva quiénes somos, sin valorar si lo que somos y lo que hacemos es bueno o malo: este discurso interno describe sin opinar, algo realmente difícil para la mayoría de las personas.

En el ámbito laboral el discurso interno está presente en todo momento: por ejemplo, cuando un@ manager me pide que haga algo y también cuando no me lo pide, cuando un@ compañer@ se excede en sus funciones ocupando mi espacio de competencia o se inhibe de hacer algo que le correspondería, etc. Nuestra mene no se está quieta ni cuando dormimos y con este diálogo silencioso pero impactante nuestra mentre quiere darnos significado.




¿Reconocimiento o dinero?

Llevo un rato hablando del reconocimiento como si fuera lo más importante del mundo y quizás estés pensando en aquellas personas que te rodean que dicen con voz de trueno: 



Yo he escuchado frases como ésta, tú las has escuchado y hasta es probable que ambos lo hayamos dicho o pensado en algun momento; sin embargo, si reflexiona un poco observarás que es absolutamente extrema y que pretende elevar a categoría universal algo que ni tan sólo podemos demostrar a pequeño nivel.

En las empresas de 2020 podemos encontrar individuos de 5 generaciones -Baby Boomers, generación X, generación Y, generación Z y generación T- y, aunque ciertamente sus valores y estilos de vida son diferentes, a todos les une la necesidad de recibir reconocimiento, algunos sin duda en forma de dinero... pero no todos. Y hay datos que lo demuestran.

Uno de estudios más interesantes que conozco sobre sobre la relación existente entre reconocimiento y dinero lo realizó Make Their Day y sirvió para descubrir que el 70% de los empleados encuestados consideraba que el reconocimiento de mayor significación para ellos NO tenía que ver con dinero.


Esta es una gran noticia para los managers que no pueden aumentar las nóminas de sus colaboradores pero sí darles reconocimiento; si este es tu propósito, los autores del estudio afirman que el reconocimiento que impacta debe incluir como mínimo 1 de estos 4 elementos: alabanzas/elogios, agradecimiento, sentido de la oportunidad y muestra de respeto. Si en tu acto de reconocimiento no cumples con esta regla no estás dando reconocimiento sino un incentivo, un premio, un regalo o una conmemoración.
Llegó el momento de escoger: o le das crédito al vox populi sobre la importancia del dinero o te planteas un estilo de gestión del equipo basado en el reconocimiento en sus múltiples formas.

...

Si te gustó este artículo y quieres saber más sobre el estudio que he comentado escríbeme en avalero@successmind.es y compartiremos aprendizajes.

¡Gracias por haberme dedicado tu tiempo!

jueves, 5 de diciembre de 2019

¿Cómo afectan mis creencias a mi comunicación?

"Pienso luego existo" decía Descartes.

Nuestro pensamiento nos permite tomar decisiones, evaluar, priorizar, y sin duda ha sido uno de los factores que nos ha permitido evolucionar como individuos y como especie. El pensamiento es un aliado de nuestro desarrollo... pero a veces también es un freno.

Nuestro pensamiento está condicionado por la información con la que trabaja y el tipo de información está condicionado por nuestra capacidad perceptiva: cuanto más y mejor percibo más datos tengo y mejor decisiones puedo tomar, el menos teóricamente.

El cerebro procesa unos 400.000 millones de bits de información por segundo, pero sólo somos conscientes de unos 2.000 bits de esa cantidad. No somos capaces de percibirlo todo y lo que hacemos es seleccionar, simplificar o eliminar información. Con esos datos llegamos a las mejores conclusiones posibles pero no siempre a las correctas.

Una de las herramientas que tenemos para simplificar la información que recibimos y poder gestionarla son las creencias. Las creencias son afirmaciones sobre el mundo, sobre las personas, sobre las cosas, sobre nosotros mismas que consideramos válidas y que no cuestionamos.


Permíteme que te dé un ejemplo

En algun momento de nuestro desarrollo como niños o adolescentes observamos, por ejemplo, que un familiar conseguía un objetivo importante para su vida después de sufrir y de sacrificarse mucho...  y además vimos que sus amigos le felicitaban por haberlo conseguido tras tanta penuria... y además escuchamos una y otra vez en casa de nuestros padres que las cosas importantes cuestan mucho. Esa información llegó a mi cerebro una vez, y luego otra, y otra y otra y otra hasta que acabó construyendo una imagen del mundo que más o menos dice lo siguiente:


"Las cosas importantes en la vida sólo se consiguen con sufrimiento y sacrificio"

Cuando yo adopto esta creencia mi mundo empieza a reestructurarse:
  • "si quieres algo importante prepárate para sufrir"
  • "las cosas irán mal cuando te plantees conseguir lo que quieres: prepárate a sufrir"
    "sólo los fuertes consiguen lo que desean.. si no lo eres prepárate a sufrir"
  • "si sufres te querrán los que te rodean porque serás un campeón"
  • y etc.
Sin quererlo esa creencia inicial me ha llevado a otras que la realimentan generando un tipo de persona que ante cualquier reto futuro se está imaginando que va a sufrir. Y entonces empiezo a diferenciar 2 tipos de personas: "los sufridores" y los "no sufridores".

Y escojo cuáles me gustan, cuáles son "los buenos"... 

Y curiosamente "los buenos" son los que se parecen a mi.


Si en lugar de fijarte en el sufrimiento, te fijaras en el color de la piel, en las ideas políticas, o en el estilo de vestir o en cómo actúan los demás, posiblemente tus creencias estén llevándote a un lugar repleto de intolerancia y de negación de la diversidad. No sé si lo habías pensado alguna vez... 

Muchas de las creencias que tenemos son en realidad prejuicios o, como dice Álex Rovira, falsas creencias:




La construcción de una creencia es algo mucho más complejo que lo que acabo de presentarte y requiere de más tiempo y sobre todo de un alto componente emocional que las refuerza y mi intención era sólo acercarte a este interesante concepto.

Las creencias me permiten tomar decisiones más rápidamente aunque no siempre son las correctas.

Las creencias son filtros y afectan a mi comunicación

Eas creencias son uno de los filtros más poderosos de nuestro mapa mental pues deciden qué vamos a dar por cierto y qué vamos a rechazar. Aceptamos los datos que las confirman y desechamos los que las contradicen, de manera que, pase lo que pase, se fortalecen al punto de ser imbatibles. 

No es tanto lo que sucede sino la forma como lo interpretamos y el significado que le atribuimos, lo que configura nuestra experiencia: los sucesos fueron lo que fueron pero yo los vi de una forma determinada -probablemente parcial y sesgada-  pero con una intensidad o con tant frecuencia como para instalar una creencia en mi interior.

Las creencias no son en sí buenas ni malas pero pueden limitarnos o potenciarnos:
- una creencia limitante cierra opciones, nos obliga a actuar en un sentido que nos perjudica, que nos aisla, que roba éxito
- una creencia potenciadora abre opciones, nos permite tomar nuevas decisiones, nos conecta, nos proporciona éxito

Adoptar creencias potenciadoras te ayudará a crear contextos de comunicación más fluidos, más empáticos, más inclusivos en el que te permitirás preguntar al otro, reconocer que te equivocaste, llegar a acuerdos, escuchar al otro y, incluso, quedarte en silencio cuando no sepas la respuesta.


Si quieres saber más te invito a leer: